Ganar no es una opción, sino una obligación

El Valencia CF tiene un partido vital en el horizonte. Si en los últimos años apenas ha habido pocos momentos de ilusión, como en aquella Copa del Rey del 2022, la sensación es que ahora mismo el Valencia CF necesita de victorias en esta recta final para esbozar alguna sonrisa. El cuadro comandado por Baraja ha conseguido que, aunque en ocasiones se hace difícil para los periodistas, hablar de fútbol sea algo normal durante algunas semanas.

No sé cuánto tiempo durará, pero la sensación es que para muchos a los que nos apasiona el deporte lo que sucede en el campo es lo bonito. Y eso que cuesta porque Peter Lim ha puesto de su parte para que eso se haga cada vez en menos ocasiones. Saber si jugará Yaremchuk, Diego López o Almeida. Saber si Jesús Vázquez seguirá a ese buen nivel que está mostrando últimamente. Si Peter Federico confirmará su mejoría en los últimos dos duelos.

Si Hugo Duro se acercará a los registros de Rodrigo Moreno en cuanto a cifra en una sola temporada. Porque estoy seguro que cuando un chiquillo se enamora del Valencia no se enamora de las polémicas que acompañan el semana a semana con el político de turno hablando del Nou Mestalla. Se enamora por un regate de cara a la galería aunque luego no acabe en gol, un disparo que acaba incluso en la madera, un tackle en el último suspiro o simplemente con el paseo al estadio de la mano de su padre o de su madre.

Imaginando qué sucederá durante los 90 minutos. Aunque luego no pase absolutamente nada. Eso es el fútbol. Por eso pensar que Europa es posible es sano. Aunque luego no llegue. 

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